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Mostrando entradas de noviembre, 2022

El ferrocarril subterráneo (análisis del libro)

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  Continuando con la indispensable tradición narrativa sobre la  esclavitud  en Estados Unidos, inaugurada por Harriet Beecher con  La cabaña del tío Tom  y proseguida por Alex Haley con  Raíces  y Tony Morrison con  Beloved , el escritor neoyorkino,  Colson Whitehead , llega a las grandes librerías de todo el mundo con  El ferrocarril subterráneo , presentándonos la historia de Cora y su terrible camino hacia la libertad. La novela se sitúa en los años previos a la guerra de secesión norteamericana, en el Estado sureño de Georgia, en la plantación algodonera Randall. La vida de los personajes transita entre los quehaceres del cultivo, la cosecha, los caprichos del amo, el maltrato de los capataces y los raros días de fiesta en la propiedad de James Randall. Pero la vida «apacible» de la plantación cambia cuando James fallece y su hermano Terrance, propietario de la otra mitad del latifundio, asume la administración total de las tier...

Sobre el dato escondido o la teoría del iceberg

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Ernest Hemingway Según  Vargas Llosa  —en Cartas a un joven novelista—, el dato escondido es la técnica en donde el silencio significativo del narrador ejerce una influencia inequívoca sobre la parte explícita de la historia, es una ausencia que se hace sentir y activa la curiosidad y fantasía del lector. Según  Hemingway  —en Muerte en la tarde—, la teoría del iceberg consiste en silenciar cosas que se conoce (siempre y cuando el escritor sepa de lo que escribe), lo que provocará en el lector la sensación de reconocer lo faltante como si el escritor las hubiese expresado. El dato escondido y la teoría del iceberg vienen a ser lo mismo. Sin embargo, Vargas Llosa profundizó sobre esta técnica y lo dividió en dos tipos: el dato escondido en hipérbaton y el dato escondido elíptico. No obstante, esta técnica necesita de ciertos procedimientos para llegar a ser efectiva en su escritura. Lamentablemente, ni Hemingway ni Vargas Llosa nos muestran estos ...

Sobre La casa de Asterión

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  El minotauro de George F. Watts E n may o de 1947 se publicó por primera vez  La casa de Asterión   en la revista  Los anales de Buenos Aires . Se sabe que la creación del cuento fue forzosa y precipitado su proceso de escritura: al machote de la revista le sobraban tres hojas en blanco y a  Borges  le quedaba menos de veinticuatro horas para llevarlo a imprimir. En el trayecto hacia la residencia de la Condesa de Brede, ilustradora de la revista, el escritor recordó la pintura  El minotauro  de George Watts (se desconoce el desencadenante de este recuerdo), un artista inglés de la época victoriana, cuya biografía publicó Chesterton en 1904. En dicha pintura, más que una figura terrorífica o amenazadora, se observa a un personaje angustiado y expectante. La bestia ve algo que va más allá de los límites del cuadro; hay un brillo en su mirada que refleja un descubrimiento —¿Un descubrimiento de qué? ¿De las naves atenienses? ¿De su redentor? —; el...

Anotaciones al borde del abismo (diario de lectura)

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  Estoy leyendo el último libro de Guillermo Niño de Guzmán: Hasta perder el aliento. A falta de una definición para este tipo de libro, Guzmán ha decidido llamarlo Cuaderno de letra herido. Esto mismo le pasó a Ribeyro con Prosas apátridas*. Yo me atrevería a llamarlo diario de lectura. Porque ya sean comentarios, reflexiones, anotaciones o simples transcripciones, aquellos textos nacen de la lectura que necesariamente debe realizar todo escritor o cualquier persona que tiene pretensiones de escribir. Y como la inquietud de todo lector-escritor no queda en la mera obra de ficción, su curiosidad lo lleva también a averiguar el contexto en que fue escrita la obra, como también los estudios o ensayos que analizan su forma, estilo o interpretación. Pero el diario de lectura también nos muestra las frustraciones ante la imposibilidad de escribir. Y allí estriba el problema con este tipo de textos: son intentos de algo mayor, son textos inacabados. Las prosas apátridas, los cuadernos de...

Sobre el monólogo interior

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  En este breve artículo analizaremos la técnica del  monólogo interior  (o  flujo de conciencia ), que tiene las siguientes cuatro características: La ausencia de toda marca que manifieste la intervención del autor. La ausencia de enlaces narrativos que constituyen las habituales introducciones («intentaremos interpretar”), ausencia de los incisos («pensó», «reflexionó», «se dijo a sí mismo») e incluso la ausencia de las comillas («»). Uso del presente como tiempo dominante: el presente del pensamiento que se hace y con relación al cual se ordena todo. Ausencia de un destinatario, es decir, el monólogo interior no va dirigido al lector, sino al personaje mismo. Existen antecedentes del flujo de conciencia en las novelas  Memorias del subsuelo  (Dostoievski) y  Último día de un condenado  (Víctor Hugo); pero en estas narraciones, si bien hay un personaje que nos expone sus pensamientos, existe un destinatario ...